No hay dudas de que el e-mail es fuente de estrés y tensión en el trabajo. Pero aún no hay consenso médico sobre si produce adicción. Sin embargo, hay evidencias de su influencia en la vida de las personas y su desempeño laboral.
En un estudio realizado en la Escuela de Psiquiatría de la Universidad de Londres, acuñaron el término "infomanía" para referirse a las personas adictas al e-mail, los chats y los SMS. El 62% de los participantes en la investigación reconocieron que revisan su e-mails en horas fuera de oficina y en vacaciones. Si no se siente "desinformados".
En este mismo estudio, 80 trabajadores fueron interrumpidos intensivamente por el correo electrónico, teléfonos y mensajes instantáneos. Las pruebas de su coeficiente intelectual cayeron 10 puntos.
En China y Corea del Sur están enfrentando una situación más complicada. El año pasado murieron 10 surcoreanos en cibercafés, por jugar online más de 3 días sin parar. Y en China estiman que 10 millones de adolescentes son adictos a los "ciber juegos".
Recientemente di una conferencia a 120 altos ejecutivos de un importante Banco y les pregunté cuántos no sentían estrés con la gerencia del e-mail. Sólo 1 respondió que no. También estuve con 150 venededores y tuve los mismos resultados. He repetido esta pregunta a más de 1000 personas en el último año y la respuesta siempre ha sido la misma.
Justo ahora los psiquiatras están debatiendo sobre si clasifican el uso compulsivo del e-mail, los mensajes de textos y la navegación en Internet como adicciones. Muchos abogan para que los síntomas se incluyan en el Manual de Diagnóstico y Estadísticas de Desórdenes Mentales, el diccionario oficial de la psiquiatría mundial.
Cuando señalan que se trata de desórdenes mentales, los psiquiatras argumentan que ciertos comportamientos con Internet son similares en otras adicciones. Por ejemplo:
* El exceso de juegos en línea;
* La preocupación compulsiva por más y mejores programas o equipos.
* La ansiedad inmanejable por estar conectados, sentirnos informados, o saber si nos escribieron.
* La pérdida del sentido del tiempo mientras estamos frente a la computadora.
* El descuido de necesidades básicas como comer o dormir, por estar "navegando".
* Conectarse para escapar de la realidad, de la misma manera que lo hacen los adictos al alcohol o las drogas.
Sin embargo, quienes no concuerdan con la idea de hablar de adicción a Internet, se basan en que no hay suficientes estadísticas internacionales al respecto.
Lo cierto es que el uso del e-mail e Internet se convierte en una situación problemática cuando comienza a influir negativamente en la vida de las personas y en su desempeño laboral.
Se trata de un fenómeno complejo, ya que a pesar de la gran influencia negativa en nuestra capacidad de atención, no hay dudas que hay importantes ventajas al estar 'conectados'.
Parece un círculo vicioso: Nos sentimos mal si no podemos revisar el e-mail y ese estado de ánimo a su vez afecta negativamente nuestra concentración en el trabajo.
Sabemos que la mayoría de los mensajes que recibimos son inútiles, pero estamos ansiosamente pendientes de los pocos que nos importan.
Es muy difícil que uno mismo se de cuenta de la adicción, porque es algo que se vuelve habitual, y los hábitos son acciones inconcientes.
Con cualquier rutina de trabajo es fácil que terminemos haciéndola en forma mecánica. Es un riesgo propio de las rutinas. Y "el comportamiento mecanizado" es la prueba inequívoca del estado de inconciencia que tendemos a tener con las rutinas.
Si debemos enfrentar un volumen excesivo de correos electrónicos, que a su vez nos presionan por la responsabilidad que implican, es muy probable que terminemos gerenciándo muchos de sus aspectos de manera inconciente, como de hecho ocurre.
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