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noviembre 24, 2009

Evalúa críticamente los contenidos en Internet

A veces nosotros mismos generamos mucho del e-mail que nos llega. ¿Cómo?. Por ejemplo, cuando enviamos e-mails con rumores o información no confirmada.

Este tipo de práctica hace que te lleguen correos electrónicos preguntándote la fuente o, peor aún, tus mensajes se te regresan como cadenas y spam... ¿Cuántas veces no te ha pasado esto?

A veces encuentras una información interesante en un sitio web, pero no tiene fecha de publicación o no está claro quién es el autor de la publicación. Adicionalmente, ese sitio web está lleno de publicidad... ¿Acaso no son razones para sospechar la credibilidad de esa información?

Sin embargo, probablemente por el apuro con el que hacemos mucho del trabajo contemporáneo, no nos fijamos en esos detalles. Simplemente copiamos la dirección de la página y se la enviamos a varios colegasa quienes apreciamos y consideramos que peden aprovechar la utilidad de aquella información.

Inconcientemente o por apuro iniciamos un proceso que, de una manera u otra, generó más información para ser procesada por otros, quienes a su vez ya estaba muy ocupados...

Te invito a que veas este ejemplo: Credibilidad en Internet. Es una información muy interesante sobre este mismo tema, pero no indica ni cuándo fur publicada ni quién lo hizo.

Este caso es relevante, porque está en un sitio web mexicano que hace una labor educativa muy valiosa. Se trata del portal SePiensa.org.mx, que ofrece "contenidos de interés y utilidad para los diferentes actores que intervienen en el proceso educativo, niños y niñas, jóvenes, docentes y, padres y madres."

Su trabajo se ennoblecería aún más si adicionalmente agregara la fecha de publicación y el nombre del autor en contenidos como el mencionado.

¿Cuántas veces has encontrado páginas con la misma situación?

Si no haces una evaluación crítica de lo que encuentras en Internet, terminarás contribuyendo con la "contaminación informática" que reina en la red...

noviembre 11, 2009

Influencia del e-mail en la percepción que tenemos del tiempo

Cuando somos remitentes podemos llegar a sentir mucha ansiedad con los mensajes que enviamos.

En ciertas ocasiones actuamos como si los e-mails llegaran directamente al cerebro del destinatario, sin pasar por la bandeja de entrada. Apenas uno envía el mensaje y enseguida piensa:

"¿Ya habrán leido el e-mail?"

"¿Le habrán hecho caso?"

"Voy a llamar para estar seguro..."

Otras veces, tenemos la osadía de enviar mensajes sobre los cuales sospechamos que pueden generar cierta confusión o conflictos. Parece que el estrés puede superar la capacidad de precaución.

Sin embargo, aunque la situación sea muy delicada o compleja, siempre nos sentimos aliviados por poder contar con el teléfono como medio alterno.

Pero esta "comodidad" con el teléfono nos puede llevar a trabajar mucho más de lo necesario (imagina que llamas por teléfono y no consigues a la persona en ese momento...).

Por su parte, los destinatarios viven angustias similares pero en su perspectiva...

Cuando reciben ciertos mensajes (sin ni siquiera abrirlos) son propensos a tener este tipo de reacción o pensamiento:

"Cónchale... Otro e-mail de..."

"¿Qué quiere decir este con 'Importante'?... ¿Y lo que hago?"

"Lo reviso en lo que pueda..."

"Ahora no tengo tiempo de leerlo..."

"Seguro es otra pérdida de tiempo..."

"¿Llamaré?... Llamarán..."

Al enviar muchos correos electrónicos los remitentes sentimos que salimos de un asunto "rápidamente". Pero eso únicamente es una sensación sobre el uso de nuestro tiempo, que no toma en cuenta el tiempo de reacción y procesamiento del destinatario...

noviembre 05, 2009

¿Cuánto cuesta la lectura de los e-mails en su equipo de trabajo?

Una de las razones por la cual el e-mail se usa de manera discriminada es la falta de conciencia de los costos involucrados. La mayoría de la gente ni siquiera los sospecha.

Más allá de los costos tecnológicos (que no son pocos), el correo electrónico puede significar altos costos laborales de desempeño, y las empresas deberían hacer un esfuerzo sostenido por comunicarlos a sus empleados. Es una manera de ayudar a mejorar la productividad con sus comunicaciones escritas corporativas.

Por ejemplo, para calcular el costo de la lectura usted puede utilizar esta fórmula: ERD x (T1 + T2) x SD x NE, en donde:

* ERD es la cantidad de e-mails recibidos diariamente, sin incluir correos basura o correos que no tienen que ver con el trabajo.

* T1 es el tiempo promedio de lectura de cada mensaje.

* T2 es el tiempo promedio de recuperación por la interrupción que un e-mail puede significar con respecto a otras funciones laborales.

* SD es el promedio del salario diario de los empleados de la empresa, en términos de minutos.

* NE es el número de empleados que en la empresa utilizan e-mail.

Pudimos probar esta fórmula con una importante organización venezolana del sector financiero, con 480 empleados.

El promedio de e-mails que ellos reciben diariamente es de 40.

El tiempo promedio de lectura de cada e-mail y de recuperación de la interrupción lo redondeamos en 2 minutos (lo que significa un promedio de 1 hora y 20 minutos diarios leyendo e-mails, ó 15% del día de cada empleado).

El costo promedio del minuto laboral de los empleados de esta empresa es de US$ 0.50. Lo que significa que el costo promedio de lectura de cada correo electrónico es de 1 dólar.

Tomamos como base 250 días al año laborables y aplicamos la fórmula antes mencionada.

Así encontramos que en esta empresa (con sus características), tiene un costo anual de la lectura de sus correos electrónicos de 4.8 millones de dólares US.

Tome en cuenta que este monto no incluye costos de la escritura de los mensajes, las lamadas telefónicas para avisar o validar e-mails, ni las tecnologías de operación y seguridad.

Usted también puede aplicar esta fórmula en su equipo de trabajo, departamento o empresa. Y si lo necesita puede solicitar nuestra ayuda.